14 feb 2011

Diferencias culturales II


“Los españoles es que sois demasiado limpios”. Enunciación verídica de una madre de familia media y típica a su babysitter española. (Va por ti Pilar).
Juguetes, ropa de varios días, moquetas sin aspirar, platos, cuartos amontonados de trastos…y un estilo de vida en general muy desordenado y poco pulcro en cuanto a tareas del hogar se refiere, caracterizan a toda casa británica que se precie. Que por fuera estén desconchadas, llenas de moho o sucias puedes achacarlo al tiempo pero en el interior….ahí es que somos diferentes. Pero una vez más, los ingleses no lo conciben así y muestra de ello es que hasta las inmobiliarias que alquilan habitaciones (Va por ti María) las muestran orgullosas mientras tu vas sorteando por el camino todo tipo de utensilios y descubres tras un buen rato que el sofá, efectivamente, es lo que se esconde tras esa ingente cantidad de ropa.
Las diferencias siguen a la hora de comer (y no hablo de alimentos porque para eso necesito un blog aparte…). Las servilletas no existen, ni se echan de menos, ni se necesitan. Y esto no ocurre sólo en las casas. A ver si tienes valor de encontrar un Pub o bar de comida (excluyendo los restaurantes de lujo) que cuente con ellas. Mis amigos y yo lo hemos hablado bastantes veces. Hasta hoy sigue siendo un expediente-X..
Y ahora les doy una tregua a los ingleses en éste próximo apartado: son, con mucha diferencia, infinitamente más educados que nosotros. Soy incapaz de contar las veces diarias que, por no desentonar, me veo obligada a decir ‘Thank you’, ‘Cheers’ y sobre todo ‘Sorry’. Y eso yo, que no me esmero, que ellos acompañan dichas coletillas con ‘my darling’, ‘my love’ o ‘sweety’. Todo ello sin conocerte de nada. No es que siente mal, pero a los españoles nos choca e incluso me consta que cierta parte de la población más viajada ve excesivo ésto. Un profesor de inglés ponía un ejemplo: “es demasiado, es que aquí hasta cuando te pisan un pie tu dices ‘Sorry’ por haberlo tenido ahí”. Y no es exageración. Insisto, ni mejor ni peor que nosotros, pero le veo dos fallos a esto: que al final del día te duele la mandíbula y que las palabras de agradecimiento y disculpa quedan totalmente desvirtuadas.

Diferencias culturales I


 
Cada día estoy más convencida de que hay diferencias culturales que son insalvables. A ver, que no se me malinterprete, no es que quiera decir que unas culturas son mejores que otras o que no haya que respetarlas si no que hay detalles cotidianos que jamás conseguiremos entender los unos de los otros.
Entre españoles y británicos la lista es larga….Podríamos comenzar con la que más me llama la atención: la sobrehumana resistencia de la población femenina al frío. Me explico. La española media (tipo yo misma) durante el invierno pasea por la calle con gorros, bufandas y doble calcetín para ir al Pub a por una cerveza, que si puede ser calentita, mejor. La inglesa media sale de fiesta con escote hasta el ombligo, falda por debajo del trasero, sin medias y tacón de aguja. En un primer momento cuando te las cruzas tan sonrientes, tan felices y, sin son prominentes, con sus orgullosas lorzas al aire tiendes a pensar que deben estar hechas de otra pasta. Pero no. Su piel, igual que la de todo terrícola se pone roja tirando a morada progresivamente y duele sólo de verla (Doy fe de que he llegado a ver piernas semicongeladas en plena ola de frío polar).Luego una intenta justificarlo con la poca cordura que caracteriza a las adolescentes. Pero tampoco. Sin ir más lejos en una reciente visita a Gales, me quedó más que patente que ésta cualidad es extensible a todas las edades. Aunque de camino a la estación de autobuses y, dado que era sábado noche ya había observado casos muy curiosos, me esperaba el mejor. Frente a mi, una señora que debía encontrarse entre los 40 y 45 años vestía (por ponerle un verbo al asunto) un traje rosa chicle chillón de lentejuelas. Hasta ahí todo normal en cuanto a moda inglesa se refiere. El caso es que el largo del vestido permitía que se le viesen las bragas por delante y el culo al girarse. Piernas ultrablancas, blandas y sin medias, barriga con michelines y embutida y pelo escandalosamente blanco-rubio completaban el cuadro. Ella estaba allí, dando lo mejor de si, hablando por el móvil mientras, y aquí viene lo más raro del tema, sólo los tres españoles, la mirábamos. La buena mujer se agachó un par de veces a por unas revistas. Ya no nos dejó nada a la imaginación. Un chico inglés venía con nosotros y escandalizados le preguntamos. Él la miró con asombrosa naturalidad y dijo: pues en el norte hay un pueblo famoso por eso, por lo poco que se visten…..y no le dio más importancia al tema. Todo podría quedar en una anécdota de no ser porque este comportamiento es la tónica general de las mujeres cuando salen de fiesta. No digo yo que las españolas seamos más decentes…pero como mínimo tenemos menos resistencia al frío.

13 feb 2011

YOnoIGO y tú pagas

Séptimo día de insomnio. La verdad, no se a qué viene esto ahora. Siempre he dormido bien y de repente no pego ojo ni atiborrada de Dormidina…pues vaya plan, llevo un par de días en los que hasta me ha salido eso a lo que soy poco propensa: ojeras (y de las grandes). El hecho de que el insomnio me coincida con la incorporación al apasionante mundo de la cocina india y sus ollas tamaño ‘container’ no ayuda mucho. Estoy, como decimos los andaluces, pal,arrastre. En fin, a lo que iba. Esta mañana recibí un mensaje de YOIGO  avisándome gentilmente de que mis llamadas ‘roaming’ estaban a punto de agotarse. Leí el texto un par de veces y pensé “¿desde cuándo limitan las llamadas desde el extranjero?” pero bueno, dado que aún no se cuanto tiempo me queda en este país, pues llamé para ampliar mi recién presentada cuota de llamadas internacionales. Y menos mal que lo hice. Una desagradable señora que debía estar en su décima hora de trabajo me informa que ese mensaje no significa que vayan a cortarme las llamadas si no que mi factura del mes que viene “va a ser elevada”. Vaya hombre, será que de tanto inglés no se ya español. Tras referirle a la mujer que en mi texto nada de eso se intuía si quiera, le pregunto que por qué va a ser tan alta mi factura. La contestación me dejó a cuadros. Me asegura que dado que aún no le han pasado a YOIGO los datos de lo que  he gastado en estos tres meses en operadores británicos, pues que lo van a sumar en este recibo. Me quedo dubitativa y le digo “¿pero entonces que he estado pagando hasta ahora?” “pues lo que ha consumido con nosotros, pero hay que sumarle todo lo que le cobran los operadores de ese país por usar su línea”. Le increpo que eso no tiene sentido alguno, que si ellos fijan una tarifa internacional yo me atengo a ella y que qué tienen que ver los demás operadores en esto. La explotada operadora no atiende a razones y asegura no saber cuánto me cobran entonces en total por minuto. “Eso no podemos conocerlo hasta que nos lleguen los datos que le he comentado”.
Vamos que una está vendida. (y temblando porque voy a tener que vender mi coche para pagar a esa barbaridad de operadores británicos con los que yo desconocía tener vínculo alguno). Yo, defensora de YOIGO y sus anuncios populares, sus tarifas económicas y su rollo publicitario tipo ‘somos diferentes’, he descubierto de mala manera que son Timofónica 2  y que colegueo, el justo. Tras entrar en una batalla sin sentido con la telefonista cuelgo y trato de respirar profundos y calcular como alternativa a la venta de mi Fiesta cuántos platos de Pakoras y Brown Lentils debo servir para poder abonar tan tamaña y desconocida cuantía….No soy yo mucho de entrar en luchas, pero en cuanto ponga un pie en España me voy a la Oficina del Consumidor. Que una cosa es que la letra pequeña esconda que el IVA va aparte y otra lo que hace YOIGO.

8 feb 2011

Periodistas entre cebollas y la flema inglesa

Hoy estoy que trino. Pero que trino.....por circunstancias de la vida y un companero de profesión bastante solidario he acabado trabajando, de momento por una semana, en un restaurante indio. Al principio me lo he tomado con guasa, a estas alturas no esperaba yo que me ficharan por la BBC, pero conforme pasa el tiempo en este país acabas por aborrecer esa enorme flema británica que nos resulta tan incomprensible a los españoles. El dueno del chiringuito tiene un parecido razonable con Cachuli en sus peores y mas demacrados tiempos mientras que su mujer tiene un parecido aún más cercano con la gemela de las Virtudes que actúa en Escenas de Matrimonio. Ignoro si el destino me los ha presentado as'i caracterizados para que me sienta como en casa....
El trabajo es durillo, no cabía esperar menos, pero me echo unas risas con mi compi que dado que no maneja el inglés da lugar a unas situaciones muy propias de Los Morancos. Yo ejerzo de traductora, pero a veces como hoy, debía haberme callado. Cahuli bis aprovecha la mínima para amenazarnos con el despido, pero todo ello todo lo políticamente correctos que son los británicos....y yo, que hoy llevo 6 días sin pegar ojo por un ataque de insomnio y un enfrentamiento surrealista que dura ya mes y medio con la burocracia inglesa, pues no estaba para tonterías.
Yo intuía que pese a que mi compañero asentía a todo lo que decía Cahuli 2, no se estaba enterando...así que cuando nos han mandado a pelar cebollas (sí, somos así de glamurosos) pues le he dicho "oye, a mi me mosquea que este tío nos est'e amenazando con el despido cada dos por tres". Él, me ha mirado con toda su inocencia gaditana y me ha dicho "pero cuándo nos ha dicho eso?". Me lo temía. Le he explicado los argumentos tiránicos que durante 3 días Cachuli 2 ha esgrimido como causas de despido inmediato (aunque ahora que lo pienso para ello debería haber contrato de por medio....) y él se ha encendido y me ha dicho "cómo? pues cuando sepa hablar un poco mejor ese a mi no me amenaza....".
Me he arrepentido, lo confieso, él era tan feliz asintiendo a los monólogos del dueño del restaurante que quién era yo para sacarlo de su estado de feliz desconocimiento...". A partir de ahora cuando pelemos cebollas dejare que siga en felicilandia...al fin y al cabo muy pronto dominará el idioma y se dará cuenta de que ellos, tras su sonrisa lovely, son capaces de atacarte sin que se les mueva un pelo.

2 feb 2011

The library

Si hay algún sitio ante el que tenga que quitarme el sombrero ése es sin duda la biblioteca. No sé si esta afirmación es extensible a las demás ciudades británicas pero a mí me ha hecho pasar los mejores ratos aquí, en Bristol. Me centro en la principal, ya que existe una amplia rama de ellas distribuidas por barrios y que, a pequeña escala, tienen poco que envidiarle. Nada más entrar la ‘library’ te da un abrazo de calor que ya te hace presagiar algo bueno.

Cansancio relativo

Mejor que un sandwich
Pues muchos no me creerán pero buscar trabajo con esta intensidad, con temperaturas bajo cero y con la señal de ‘countdown’ eternamente encendida agota, y mucho. Hoy es lunes y me siento como si hubiese salido de un ‘after hour’ ibicenco de esos en los que nunca he estado. Las distancias en Bristol son relativas, todo pilla ‘ahí al lado’ (truco que decimos los españoles cuando no sabemos que número de autobús corresponde a esa zona o para ahorrarte el billete, caro hasta decir basta). El caso es que por unas cosas o por otras, camino bastantes kilómetros al día, y estoy echando unas piernas que ya quisiera para ella Selena Williams. Vivir a una hora del centro y llegar allí es sólo el principio, súmale la carrera a la biblioteca para conectarte a Internet (según cómo tenga la espalda cargo o no con mi viejo Packard Bell, peso muerto y 15.4 pulgadas), busca las últimas ofertas enviando uno de los modelos de CVs adecuadamente modificados para cada ocasión, mira el correo y asimila ya sin parpadear los múltiples que te informan de que eres ‘unsuccesful’ para un determinado puesto, si te da tiempo ojeas la prensa española para convencerte que de Guatemala a Guatepeor y de nuevo corriendo a las clases, que son gratis (y como manda la tradición, por tanto, están en la otra punta de la ciudad) y, lo más importante, sirven para socializar y tener algo de ocio. Tras las clases (45 minutos mal aprovechados porque son profes de prácticas) un sandwich rápido y... a seguir la ruta que, en función de mis ánimos, consiste en pasear buscando vacantes o tratar de descubrir algún resquicio Bristoliano en el que no haya probado suerte... Todo esto día tras día, agotá... y, lo peor es, sin duda, que con estos horarios guiris nunca me pilla el almuerzo en casa para que pueda preparar las lentejas que me envió mi madre.

La pasión

Tras el escaparate navideño y con los conejos de chocolate propios de la Pascua británica ya asomándose en todo supermercado que se precie, se cuela el tercero en discordia: San Valentín. Las tiendas antes cargadas de Santa Claus y sus narigones renos han dado paso a ingentes cantidades de corazones, ositos amorosos, tartas corazonadas, flores… en fin, un pastelazo increíble. Y yo, que siempre me tuve por una romántica de las antiguas, me paseo con cierta curiosidad entre los miles de estantes (recordad que día sí, día también, visito cada tienda en busca de trabajo…) soñando con que un gran ramo de rosas me espera en la puerta cuando llegue a casa acompañada de una promesa de amor, fidelidad y lealtad eterna...
Pero vamos a ver Belén…ni esa casa es tuya, ni va a haber ramo esperándote, ni San Valentín podría aguantar las gélidas temperaturas para dártelo en persona de parte de un@ admirador@ secret@. 
Esa es la realidad... pero no para mi. Para todos. Porque recibas o no ramos, estés bajo un sol ardiente o la nevada más intensa, pases este día sólo o acompañado, lo cierto es que, en realidad, todos y cada uno de nosotros estamos solos y cuando se ha dado el corazón es muy difícil recuperarlo después; mejor no soltarlo y si se hace, atarlo en corto porque los tréboles de cuatro hojas son muy difíciles de encontrar.