7 oct 2020

Tacones lejanos: la moda de pandemia


Nunca he sido de ir monísima de la muerte. La comodidad siempre me ha parecido un pilar básico pero aún así, me las apañaba para ir decente. Sin embargo, esto es otra de las cosas que nos ha cambiado con la pandemia y a tenor de lo que veo en mis paseos diarios diría que no sólo a mi.

Los diseñadores de moda deben estar enganchados al Tranquimazín este año. Millones de ciudadanos teletrabajando, en ERTE o directamente en paro han decidido salir del armario. O más bien pasar de él.

Con la que nos está cayendo encima, el ser humano debe pensar que tiene cosas más importantes que dedicarse a pensar en modelitos y así nos vemos. Ya nos resbala todo. 

Sin duda el pijama, la ropa deportiva y las zapatillas están viviendo su época dorada. Porque ahora la ropa de deporte nos vale para todo. Para ir al supermercado, hacer recados, visitar a la familia...nos encasquetamos el chándal en los meses de confinamiento y nos hemos quedado atrapados en él. 

Señores y señoras de todas las edades abarrotan las calles cual legión de maratonianos y enfundan sus chichas en mallas del Decathlon. Hemos creado el estilo 'casual-sport Covid-19' y hemos caído rendidos a sus ventajas. Las hay que (como yo) no recuerda la última vez que usó un sujetador tradicional, mientras que otros han cambiado los pantalones de pinzas por pantalones tres cuartos surferos.

Y no hablemos de maquillarnos...las caras lavadas se pasean ya sin complejo alguno y la última revista que hace Mercadona con su línea estética dedica cero páginas a los labiales. Han desaparecido. 

No parece que pintarse los labios para estamparlos en una mascarilla vaya a ser tendencia. 

Aún nos queda por ver como este estilismo se adapta a las navidades: en grupos reducidos, sin cotillones en las plazas, sin fiestas con amigos... ¿Quién no está mirando ya un chándal con brilli brilli?


28 sept 2020

El 'story telling' o la moda de contar historias : las relaciones modernas


Hace ya bastantes años que no escribía en este blog. Nació en la última crisis, mientras me mimetizaba con los ingleses y curiosamente he venido a resucitarlo en otra de ellas. La vida post-covid nos ha situado a todos en lugares que probablemente nunca habríamos imaginado y todo ello da para narrar muchas historias. Pensé en empezar uno nuevo, al fin y al cabo y según los gurús del marketing digital, este no es el sitio más adecuado para deslizar letras, ni me permite innovaciones técnicas...pero entonces empecé a leer.

Y me ha gustado porque yo ya llevaba mucho tiempo contando historias. Algo más madura y menos inocente a veces, pero mi alma sigue siendo la misma. Y esa persistencia en mi personalidad a pesar de los muchos pesares, me ha ganado. Pero sigamos, estamos aquí para leer historias no para escuchar mis plañiderías.

Es tanto el tiempo en secano que no sabría por donde empezar. Pero dado que este verano me ha cundido bastante en algunos aspectos sociales, voy a empezar por este titular: Estoy hasta el moño de las relaciones modernas.

No señores, no son modernas. Son egoístas, despegadas, frías y sin corazón. ¿Suena duro, no?. Pues así son. Como soltera empedernida (un saludito allá donde estés abuela, qué gran frase la tuya aquel día), una no deja de intentar conocer a alguien que (a mi juicio, faltaría más) merezca la pena.

Al principio mi lista de exigencias era muy grande. Después de varios años conociendo gente en redes sociales y en la vida real mi requisito se reduce a uno: si vas a desaparecer, dímelo.

Hemos llegado a un punto en que las relaciones, entendidas desde el compañerismo a la amistad o las románticas, duran literalmente un cuarto de hora. Nos hemos convertido en productos de usar y tirar a los que el usuario (y aquí no me incluyo, llamadme antigua pero me sigue gustando hacer las cosas bien) no ve la necesidad de comunicarle al otro que va a esfumarse a lo Houdini.

Siempre había oído de casos pero este verano, para mi asombro, lo he experimentado en tres ocasiones. No hablo de novios, ni personas que estén en tu vida hace siglos pero sí de, al fin y al cabo, seres humanos con los que has compartido más o menos momentos.

Seres humanos adultos a los que les presupones ciertos valores. Error. Y no creáis que este es un post de cabreo, es simplemente de asombro. Hemos pasado en pocas décadas del tener que morirte con la persona que te dio tu primer beso en el instituto a las técnicas virtuales más crueles de desapego.

Pues no me voy a unir a la moda. Yo voy a seguir empatizando con todo aquel que entre en mi vida y voy a hablarle a la cara de lo que espero de él o ella. La modernidad no va a convertirme en una mala persona.

Huir, esconderse y no dar la cara no es moderno. Es lo que de toda la vida se ha llamado cobardía. Por más que lo disfracemos de anglicismos molones como el 'Ghosting', 'Orbiting', 'Breadcrumbing' o todo palabro que se os ocurra acabado en ing. 

Y ahora decidme...¿Soy la única que piensa así?


 





28 oct 2015

¿Es que no somos ya suficientes fantasmas en el mundo?

Hoy me he levantado riéndome de mi misma. Ayer llegué a casa alucinada de nuevo por situaciones que ya deberían ser más que cotidianas. Pero debe ser parte de mi encanto, esa capacidad de asombro continua que nunca pierdo. Estamos a la vuelta de la esquina de una fiesta anglosajona como pocas, 'Halloween' y mientras todos los británicos corren a por sus disfraces, yo querría preguntarles ¿es que no somos ya suficientes fantasmas en el mundo?. Y por favor, antes de etiquetarme de aguafiestas veniros a conocer esta cultura unos cuantos añitos, y luego me contáis. A poco que tengáis ADN latino u español compartiréis algunas de mis opiniones.  Pero no os niego que la noche promete, si de por sí tienes espectáculo etílico garantizado cualquier día pasadas las cinco de la tarde (no os engañéis, la victoriana hora del té  ya pasó a mejor vida), imaginaros lo que puede ocurrir si se esconden bajo una máscara.... eso sí que da miedo, y mucho.
Pero mi asombro también me ha enseñado unas cuantas cosas. Siendo de natural despistadilla y olvidadiza (abstenerse de hacer comentarios los que me conocéis) sin embargo, hay enseñanzas que recordaré siempre y que podré aplicar allá  donde vaya. Se me ocurre por ejemplo un hipotético encuentro con ese señor tan majo, ese españolito relacionado (virtualmente) con los trabajadores, un tal Juan Rossell...ese para el que nunca son suficientes el número de horas de trabajo (ajenas claro), ni nunca es suficientemente bajo un salario (ajeno también, huelga decir).
Ahora y tras mi paso de cuatro años en el país de la doble moral, podría ir y decirle sin pestañear todo lo que pienso sin soltar más que una interminable listas de adjetivos positivos y encantadores. Podría decírselo además en inglés, pero dudo que me entienda. Y como con él con tantos otros....
Y es que las máscaras no conocen fronteras, así que plantaros la vuestra y pasad una divertida noche de los muertos vivientes.




24 jul 2015

Te estoy escuchando

Hoy tengo la sensación de que llevo un tiempo traicionándome a mi misma. Perdiendo mi esencia.  Es 26 de julio,  bueno eso dice el calendario, porque los doce grados y la tormenta me hacen dudarlo. El otro día lo hablaba con unos amigos, aquí te sientes como en esa serie de televisión  'Under the Dome', bajo una campana espesa, húmeda y tan difícil de llevar. Para contrarrestar el panorama me he puesto 'Canal Fiesta Radio' a modo de inyección andaluza en vena urgente,  esta vez era cuestión de vida o muerte. Mientras, recibo mensajes de mis amigos y familia. Se quejan de que se derriten, pero yo les insisto en que no hay color. Una de mis hermanas se codea estos días con Lenny Kravitz, mi prima manda fotos con Alaska y los menos glamurosos se tuestan en la playa sufriendo la gastronomía mediterránea .Qué mala vida lleváis!- les ironizo. Aquí la vida trascurre distinta, tienen mejor economía sí, ahí se acaba la cosa. Mi cuerpo está llegando a su 'expiry date' y a la mínima 'inglesada' que le hago (léase comer cualquier cosa que aquí califican como 'ready to eat', levantarme a las 4,30 de la mañana, tener la vida social de una lechuza..) se me rebela y de maneras cada vez más violentas. Creo que no me reconoce y me está dando señales de alarma para hacerme despertar. ¿Por qué ya no bailas?, ¿Por qué estás tirando a pálida en pleno verano?, ¿Dónde están los vasos de gazpacho?. Se siente cansado, timado y en baja forma. No te preocupes, body, he captado el mensaje. Como dice la canción que suena en estos momentos, "echa pa,lla, to lo malo echa pa,lla".

6 feb 2015

Apatía literaria y otros males del mundo

Mi ordenador ha vuelto, supongo que a su estilo, es decir momentáneamente e imperfecto, pero menos es nada. Las dificultades tecnológicas son solo una parte de esta apatía de letras que me invade últimamente. El cansancio es la otra mitad, aunque espero volver a la normalidad pronto ayudada de un recien adquirido cargamento más multivitaminado que Super Ratón. Lo único que podría destacar de este mes es mis múltiples y variados intentos de encontrar algo que hacer. Algo divertido,añado. Que no es que una sea la reina de la sosería,si no que el frío,la oscuridad y levantarme según el día entre las 4.30 y las 6 no ayuda mucho. Y está resultando como dicen aquí una "hard task" a pesar del empeño que le vengo poniendo. Debe ser que me falta inspiración. De hecho, en mi última visita al médico al borde del arrastre la buena señora me mandó "comer porquerías" (literalmente "eat naughty") y ni ello me ha servido de motivo para iniciar uno de mis clásicos post-protesta. Con este espíritu no me aceptarían en 'Podemos', no. (Cosa que si vosotros no tenéis claro si es buena o mala imaginaros yo que ya tomo el té de las cinco). Mientras me vuelve la musa o las vitaminas hacen su trabajo aprovecho para desearos un buen febrero. See you soon guys.

14 oct 2014

Las cicatrices de la pasión


Dice Joaquín Sabina, un hombre al que admiro profundamente, que cuando uno vive apasionadamente las cicatrices son inevitables. Y qué razón tiene, se marcan en el alma a base de cincel y te hacen preguntarte si no estarás equivocada, si plantearte las cosas más allá de lo que te dicen, evitar la condescendencia, hablar con claridad, tener algún pronto de genio o negarte a seguir lo establecido, son acciones que deberías enterrar. Te repites que te haría la vida más fácil dejar la pasión a un lado y mantener la mente fría.Y lo he intentado, pero no puedo. Soy de cicatrices profundas pero vivas y por ello acumulo experiencias con las que podría escribir un libro. En este país de familias desarraigadas lo frío y calculador está demasiado a la vista. Pero yo no quiero despego, ni frialdad, ni escalar posiciones a costa de sacrificar lo que realmente importa: vivir la vida. Porque las heridas sanan y te ayudan a aprender, mientras que quien carece de ellas no sabe lo que es estar vivo. No sabe lo que es reir hasta partirse en dos y no se ha quemado hasta estar en cenizas. ¿Y para qué vivir si no?.

28 ago 2014

Litros de sangre fresca or Pints of fresh blood

No han durado siquiera  lo que dura un amor de verano. Mis días de sol se han ido tan rápido como un helado en agosto. Tengo que recordarme constantemente en qué mes estamos y mientras mi familia me escribe y me narra agonías de cuarenta grados en plena estepa extremeña, yo batallo entre el "drizzle ", los nublados y mis inquietudes con más coraje que nunca.
Hace poco mas de una semana de mi vuelta de vacaciones y creo que, mentalmente, aún no he aterrizado. Esta vez, y ésto es algo que ya tengo comprobado es totalmente aleatorio, mi vuelo no me produjo ningún ataque de ansiedad. Nada destacable en el trayecto, salvo una representativa conversación entre los ayudantes de cabina. Mientras esperábamos para embarcar, un muchacho de origen 'malagueño profundo' se abría paso a empujones con una silla de ruedas a fuerza de "sorry" y "excuse me". En ella, una chica de unos 16 años luchaba por mantener la cabeza erguida. Aparentemente no tenia nada roto y se la veía sana. Confiando en que el pasaje no sabia español y haciendo una demostración de osadía, el chico le grito a otro apostado al final del pasillo: "No veas la fenómena pisha, le ha dado una insolación en la playa y se nos ha desmayado en el Burguer King del aeropuerto". Acabáramos, aquello no era mas que otro caso de "British a la parrilla".
Una vez en tierras inglesas he intentado volver a mis rutinas, tropezando como siempre, con múltiples dificultades en lo que al tema laboral se refiere. (¿No os aburro ya?). Durante mi estancia en Marbella me entere de que me habían rechazado de  un puesto de trabajo que podría haber desarrollado bastante bien, por mi edad. Me sorprendió oírlo, porque una tiene alma de eterna adolescente y estas cosas, inocente de mi, me dejan desconcertada.
Resignada me dije “lo ves, por eso estás en Inglaterra, esa tierra donde seas blanco, negro, verde, amarillo o vistas jeggings tienes una oportunidad”. Y aquí me planté de nuevo para seguir con mis clases de inglés especializadas en periodismo escrito y buscarme la vida confiando en un inmediato cambio. Una el ánimo no lo pierde. Antes de vacaciones había conseguido escribir un artículo para un periódico local y aunque estaba lejos de ser algo que merezca ni ser reseñado, pues era un comienzo. A mi vuelta iba a trabajar para ellos una vez a la semana, pisar mi primera redacción en UK y comenzar algo que me ilusionaba.
Pero la realidad ha sido otra. Desde el medio en cuestión me solicitaron mis datos de la Seguridad Social y mi fecha de nacimiento. La respuesta: por aquí ni te acerques, queremos “fresh blood”. Desconozco si me estaban sugiriendo que me metiese a vampira o que descuartizase a alguien, estoy en duda, pero el caso es que el cierre de sus puertas sonó mas seco que el de un ataúd.
Y entonces entendí que las injusticias no entienden de fronteras. Una vez entras en los 30 eres oficialmente, un personaje en el limbo. Tienes mucha experiencia a tus espaldas, formación y ganas, pero las empresas te hacen sentir como un pasado de rosca . Eso y que ademas pretendes cobrar, porque eso de la sangre fresca no es mas que una excusa para poder moldearte el cerebro y concienciarte de que merece la pena trabajar gratis o por un bocadillo.
Pues mis litros de sangre fresca y yo queremos deciros algo, empresas 'chupasangre'. La gente como yo, ha cruzado fronteras, echa de menos a su familia, a sus amigos, a sus parejas, a su entorno. Pero sigue luchando. Cambia el coche por la bicicleta o el autobús, el sol por la lluvia eterna y la comodidad de un hogar por techos siempre temporales. Estudia, se forma, se mueve y aprende a adaptarse a un nuevo escenario en el que, efectivamente, ya no acabas de salir de la universidad. Y todo lo hacen movidos por algo que esos directivos apoltronados en sus sillones no tienen: ilusión. Y eso es algo que no podéis quitarnos.
Y al que me lo discuta, le muerdo, que necesito renovarme para ser eternamente joven.