14 oct 2014

Las cicatrices de la pasión


Dice Joaquín Sabina, un hombre al que admiro profundamente, que cuando uno vive apasionadamente las cicatrices son inevitables. Y qué razón tiene, se marcan en el alma a base de cincel y te hacen preguntarte si no estarás equivocada, si plantearte las cosas más allá de lo que te dicen, evitar la condescendencia, hablar con claridad, tener algún pronto de genio o negarte a seguir lo establecido, son acciones que deberías enterrar. Te repites que te haría la vida más fácil dejar la pasión a un lado y mantener la mente fría.Y lo he intentado, pero no puedo. Soy de cicatrices profundas pero vivas y por ello acumulo experiencias con las que podría escribir un libro. En este país de familias desarraigadas lo frío y calculador está demasiado a la vista. Pero yo no quiero despego, ni frialdad, ni escalar posiciones a costa de sacrificar lo que realmente importa: vivir la vida. Porque las heridas sanan y te ayudan a aprender, mientras que quien carece de ellas no sabe lo que es estar vivo. No sabe lo que es reir hasta partirse en dos y no se ha quemado hasta estar en cenizas. ¿Y para qué vivir si no?.

28 ago 2014

Litros de sangre fresca or Pints of fresh blood

No han durado siquiera  lo que dura un amor de verano. Mis días de sol se han ido tan rápido como un helado en agosto. Tengo que recordarme constantemente en qué mes estamos y mientras mi familia me escribe y me narra agonías de cuarenta grados en plena estepa extremeña, yo batallo entre el "drizzle ", los nublados y mis inquietudes con más coraje que nunca.
Hace poco mas de una semana de mi vuelta de vacaciones y creo que, mentalmente, aún no he aterrizado. Esta vez, y ésto es algo que ya tengo comprobado es totalmente aleatorio, mi vuelo no me produjo ningún ataque de ansiedad. Nada destacable en el trayecto, salvo una representativa conversación entre los ayudantes de cabina. Mientras esperábamos para embarcar, un muchacho de origen 'malagueño profundo' se abría paso a empujones con una silla de ruedas a fuerza de "sorry" y "excuse me". En ella, una chica de unos 16 años luchaba por mantener la cabeza erguida. Aparentemente no tenia nada roto y se la veía sana. Confiando en que el pasaje no sabia español y haciendo una demostración de osadía, el chico le grito a otro apostado al final del pasillo: "No veas la fenómena pisha, le ha dado una insolación en la playa y se nos ha desmayado en el Burguer King del aeropuerto". Acabáramos, aquello no era mas que otro caso de "British a la parrilla".
Una vez en tierras inglesas he intentado volver a mis rutinas, tropezando como siempre, con múltiples dificultades en lo que al tema laboral se refiere. (¿No os aburro ya?). Durante mi estancia en Marbella me entere de que me habían rechazado de  un puesto de trabajo que podría haber desarrollado bastante bien, por mi edad. Me sorprendió oírlo, porque una tiene alma de eterna adolescente y estas cosas, inocente de mi, me dejan desconcertada.
Resignada me dije “lo ves, por eso estás en Inglaterra, esa tierra donde seas blanco, negro, verde, amarillo o vistas jeggings tienes una oportunidad”. Y aquí me planté de nuevo para seguir con mis clases de inglés especializadas en periodismo escrito y buscarme la vida confiando en un inmediato cambio. Una el ánimo no lo pierde. Antes de vacaciones había conseguido escribir un artículo para un periódico local y aunque estaba lejos de ser algo que merezca ni ser reseñado, pues era un comienzo. A mi vuelta iba a trabajar para ellos una vez a la semana, pisar mi primera redacción en UK y comenzar algo que me ilusionaba.
Pero la realidad ha sido otra. Desde el medio en cuestión me solicitaron mis datos de la Seguridad Social y mi fecha de nacimiento. La respuesta: por aquí ni te acerques, queremos “fresh blood”. Desconozco si me estaban sugiriendo que me metiese a vampira o que descuartizase a alguien, estoy en duda, pero el caso es que el cierre de sus puertas sonó mas seco que el de un ataúd.
Y entonces entendí que las injusticias no entienden de fronteras. Una vez entras en los 30 eres oficialmente, un personaje en el limbo. Tienes mucha experiencia a tus espaldas, formación y ganas, pero las empresas te hacen sentir como un pasado de rosca . Eso y que ademas pretendes cobrar, porque eso de la sangre fresca no es mas que una excusa para poder moldearte el cerebro y concienciarte de que merece la pena trabajar gratis o por un bocadillo.
Pues mis litros de sangre fresca y yo queremos deciros algo, empresas 'chupasangre'. La gente como yo, ha cruzado fronteras, echa de menos a su familia, a sus amigos, a sus parejas, a su entorno. Pero sigue luchando. Cambia el coche por la bicicleta o el autobús, el sol por la lluvia eterna y la comodidad de un hogar por techos siempre temporales. Estudia, se forma, se mueve y aprende a adaptarse a un nuevo escenario en el que, efectivamente, ya no acabas de salir de la universidad. Y todo lo hacen movidos por algo que esos directivos apoltronados en sus sillones no tienen: ilusión. Y eso es algo que no podéis quitarnos.
Y al que me lo discuta, le muerdo, que necesito renovarme para ser eternamente joven.

30 may 2014

Agárrense, que vienen curvas

Los políticos británicos llevan años intentando frenar la masiva inmigración que recibe este país. Han intentado desanimarnos con el tiempo, han cubierto de lluvia y hielo calles y hogares, han teñido de gris perpetúo sus cielos y han multiplicado los acentos del inglés para hacérnoslo aún más ininteligible. Pero hasta ahora nada les ha funcionado, seguimos viniendo en masa. Y aquí estoy yo hoy tratando de echarles una mano, que vamos siendo demasiados.
Tomen nota eminencias porque la solución es bien sencilla; una vez uno desembarca en cualquier aeropuerto británico debería enfrentarse a una galería de fotos del "antes" y "después" de al menos una treintena de sus compatriotas. En ella debe aparecer el proceso de degradación que sufre, por poner un ejemplo, el español medio desde su llegada hasta su abandono (si éste se produce) de UK.
Lo primero a destacar, para que la campaña sea efectiva, es la desaparición del tono dorado o "sun kissed" como dicen por aquí, y su sustitución por un blanco lechoso al que suelen acompañarle diversos tonos amarillos según la época del año.
A continuación vayan sustituyendo ese descuidado pero arreglado look informal que nos caracteriza, por unas bermudas estampadas a las que acompañarán sandalias con calcetines si es invierno. Tampoco está de mas la versión "chandalera" o la versión "todos los colores pegan".
Tras este susto inicial, el inmigrante ya estará pensando en salir corriendo de vuelta hacia su avión de Ryanair. Justo en ese momento deben asestarle el golpe final. Las siguiente decena de fotos debe ocuparse de la transformación más importante: la de nuestras curvas. Chica, si nunca tuviste pecho, no te preocupes, aquí lo tendrás, además de culo, cadera y barriga. Chico, si creías que lo de la barriga cervecera nunca te ocurriría a ti, aquí verás que es cuestión de un par de meses. Nice and easy.

Junto a estas fotografías acompañarán un panfleto con las diez reglas básicas de la calidad de vida británica:

1- Amarás el rebozado sobre toda las cosas.
2- Nunca mencionarás el nombre de una fruta en vano.
3- El microondas es tu mejor amigo.
4- Los chocolates y dulces, si no te los regalan, tienen un precio casi simbólico.
5- Aquello que no esté frito no es comestible.
6- Desconfía muy mucho de todo aquello que no venga en llamativos cartones de colores.
7- Para qué poner un bastón a los ancianos si los podemos apoltronar en sillas mecánicas.
8- Solo rechazarás una pinta si es porque ya llevas 12 encima.
9- Para qué emborracharte a media noche si puedes hacerlo a la hora del té.
10-La cara trasera del billete de autobús incluirá siempre un menú de Mc.Donalds por 1.99 pounds.


Espero haberles sido de ayuda, si aplican estos consejos, la estampida debería estar garantizada.

30 abr 2014

A los que se lo merecen

Hay aventuras que se extienden más de lo que nunca pensaste. Ayer abrí como cada día, la página web de Diario Sur. Uno de los titulares, pese a predecible, volvía a dejarme catatónica. Málaga llega ya a un triste 38% de desempleo. La sangría no cesa y los casos de sinvergüenzas sin escrúpulos que se aprovechan de esta situación, tampoco. Hoy tengo razones para estar muy cabreada y se me ocurre que le voy a dar la espalda a mi verano marbellí. Se me antoja que tras haber vivido dos años en este pais difícil y oscuro, sin embargo he aprendido a amar una libertad,tolerancia y diversidad que está a años luz de la que, por desgracia, tenemos hoy en España.
Hoy más que nunca comprendo a los que hacen un llamamiento a perder los papeles,a los que fruto de la rabia abogan por prenderle fuego a todo, a los que no entienden que se premie a la banca, que se deje en la calle a familias, que mi provincia, bella como pocas, esté cada vez más cerca de ser un comedor social gigante.

Aunque muchos lo nieguen. Esos muchos a los que se les llena la boca de “presuntos”, “honorabilidad”, “transparencia” y que nunca han sabido lo que es no llegar a fin de mes. Para todos vosotros y ahora que domino el inglés, cosa que ninguno de estos inútiles hace,van estas palabras: fuck you. Si no os llegan las neuronas, podéis usar el 'google translator'.

8 abr 2014

Aeropuertos, vuelos low-cost y el glamour perdido

Hubo una época en la que volar era cosa de ricos. O de ocasiones muy especiales. Pero los precios actuales nos han dejado un panorama bien distinto. El toque de glamour de antaño está cubierto hoy de muchedumbres, maletas sobrecargadas, aroma a pechuga de pavo y niños 'berreantes'. Sobre todo si viajas en 'low-cost'. Y yo de eso entiendo mucho. Tras una semana escasa en Marbella y por enésima vez, ayer me dirigí de nuevo al aeropuerto de Málaga para tomar mi ya clásico 'Ryanair' destino Bristol. Pese a los cerca de treinta grados llevaba las botas altas, forradas de pelo para más inri, porque mi equipaje de mano no daba para más y porque además sabía que me harían falta nada más pisar suelo inglés. Me vestí como pude...una mezcla entre la manga corta para no morir de asfixia hasta que despegase mi vuelo, la chaqueta colgando del brazo y calcetines extrafinos con la esperanza de aliviar el problema del calzado. Es lo que tiene viajar entre dos puntos con temperaturas tan distintas, que una no acierta nunca.
Una vez en el aeropuerto, dos horas y media antes gracias a la poca frecuencia de tránsito con la que nos sigue agraciando Portillo, me fui en busca de algo bien frío. Decidí que me merecía un granizado ya que llevaba un rato esquivando gente y maletas como si aquello fuera un mercadillo en hora punta. Era un lunes cualquiera sí, pero podría haber sido 15 de agosto. Oleadas de extranjeros achicharrados vagaban por la terminal y ocupaban hasta la última mesa y banco disponible. Lo del granizado no fue fácil. En primer lugar me dirigí a Häagen-Dazs y pese a que lo dudé debido a mi sed, decidí que no iba a regalarle a la firma siete euros por un puñado de hielo con colorantes. Mi segunda opción fue Burguer King. Cuando llegué, con las botas ya incrustadas en la piel, comprobé que la gente opinaba lo mismo que yo respecto a los precios aeroportuarios. Una cola inmensa rodeaba el establecimiento y grupos de alemanes desertaban ya desesperados sin su ansiada hamburguesa triple. Gracias a estas estampidas, en media hora tenía mi granizado en la mano. Una vez refrescada, esperé la puerta de embarque y subí al avión. Iba, como de costumbre, lleno hasta los topes. Y eso a mi me causa mucha intranquilidad. Para colmo había visto bajar a los anteriores ocupantes. Apenas el último puso el pie en tierra, nos hicieron subir. No tendrá nada que ver, pero a mi me da por humanizar al avión y pensar que el pobre 'bichejo' no ha tenido tiempo ni de enfriarse, que no debe ser bueno volar así, y que a mi pobre amigo deberían dejarlo descansar por el bien y la seguridad de todos. Se que son pensamientos irracionales, pero el miedo no entiende de lógicas.
Mientras la gente buscaba su asiento se produjo otro de los clásicos del low-cost. Poca gente factura ya equipaje y menos aún acepta la educada oferta de la compañía de bajar "libre de coste" su equipaje de mano a la bodega. El resultado es obvio: todos nos empeñamos en colocar nuestra maleta bien cerca nuestra, sea como sea. Y no hay espacio para todos. Es entonces cuando las azafatas, viendo que el pasaje no avanza, empiezan a insistir con aquello de que se coloquen donde haya hueco, de que en caso de no haberlo pueden poner su maleta bajo el asiento.
Ayer tuve la suerte de entrar de las primeras. Quince minutos después empecé a pensar que el avión no tenía fondo y que en realidad los que entraban por delante salían por detrás y así sucesivamente. Pero no, resultó que todos cupimos, enlataditos como sardinas y yo temiendo que mi pobre amigo no tuviera fuerza suficiente.
Otra de las gracias habituales es que a tu lado te toque alguien más corpulento que tú. Ese alguien que se cree con derecho a no dejarte hueco en el reposa brazos y cuyas anchuras de espaldas interceptan la tuya.
Una vez en el aire, empieza lo que viene siendo la banda sonora protagonista. El crujir de papel de plata y bolsas previo a un aroma de sandwiches, chocolates y galletas que lo inunda todo. ¿Donde quedaron aquellos insípidos pero monísimos catering?.
Por fin se acercaba el aterrizaje. Había rachas de viento y el avión ondeó durante minutos estando ya muy cerca del suelo. Todo el pasaje contuvo la respiración. Mi corpulento compañero exhaló un "Jesús". Una chica empezó a vomitar. Yo a esas alturas ya llevaba los ojos cerrados y me repetía que todo iba a salir bien. Tras la tensión, pisar tierra fue más agradecido que nunca.
Salimos a pista. Hacía frío, me puse la chaqueta y ya no me sobraban las botas. Welcome again.






4 mar 2014

El gran timo de los idiomas y el señor Michael

En estos años no han sido pocas las veces que me he topado con un inglés que aseguraba estar aprendiendo español viendo telenovelas. Una información sorprendente, pero que me ha venido bien conocer después para entender por qué en el trabajo a veces me jalean al ritmo de "ándale, ándale", por poner un ejemplo.
El caso es que ayer, esta confusión con lo latino dio otra vuelta de tuerca aún más clarificadora.
La situación comenzó cuando el novio de mi compañera de piso, inglés de pura cepa pero con alma ya medio andaluza,se ofreció a llevarnos en coche al supermercado más barato de Bristol, una oportunidad imposible de desaprovechar.
Nada más subir en el coche veo un paquete de 'cds' de un lumbreras llamado 'Michael' y que dice ser el gran gurú para aprender español rápido y fácil. Lo que sería un 'Vaughan' exportado vamos. En uno de los discos asegura que conseguirás fluidez en cualquier situación en sólo cinco horas. Me río y le pregunto al chico que si de verdad está aprendiendo algo con este sistema. "Actually is quite good"- me dice el inocente- "do you want to listen it?".
Nada más empezar a oír el disco el gran Michael explicaba como "haser la reservación en un hotel para mi para esta noche", frase que repetía una chica sudamericana sin el menor complejo. Volví a mirar la carátula. "Spanish". En ningún lado se avisaba de que aquello era más bien latino, en caso de que alguno de los que editaba este sistema lo supiera, que lo dudo.
La lección siguió adelante mientras le explicaba a mi amigo que "reservación" no existía como tal, que era "reserva" y que "haser" quizás le valiese con los sevillanos, pero que para el resto de España debía utilizar "hacer".   Mientras, Michael seguía dándole a la lengua intentando ahora que hiciéramos la "conformación de la habitasión". Yo a esas alturas estaba ya alucinada. ¿Conformación? ¿Habitasión?. Volví a mirar la carátula, en la parte trasera la actriz Enma Thompson aseguraba que aprender español con este sistema había sido "una de las mejores experiencias de mi vida".
 Madre mía, la de cosas que entiendo ahora, seguro que Ana Botella aprendió inglés de la mano del primo del gran Michael.....
Al llegar al supermercado le dije al chico que más le valía tirar aquello al cauce del río Avon e irse a aprender español real in situ, a no ser que quisiera acabar de galán de telenovela y apodándose Carlos Alfredo Jesús.
Me pregunto cuántas veces nos habrán timado a los españoles de la misma manera, teniendo en cuenta nuestro dominio de idiomas, han debido de ser muchísimas.

4 feb 2014

Malditas escaleras

Hoy he decido no moverme de casa. Ni un ápice o ni una milla como dicen aquí. Y es que hay días en los que es mejor no levantarse, eso lo sabemos todos; lo que no sabemos es cual será y así nos va. Tras quince días de ocupa en un salón prolongando mi estilo de vida de rebelde adolescente, hoy me he mudado a mi nuevo cuarto. Nada más levantarme he sentido mal cuerpo, pero aquello de la responsabilidad no me deja estar quieta y aunque algo me decía "no te mudes hoy, aunque la distancia sea de dos metros", pues yo me he puesto a ello. En pijama y con desgana total he vuelto a marear maletas, cajas, enseres y ropa hacia el nuevo habitáculo de dos plantas que sitúa mi cama a unos dos metros sobre el suelo. Cuando ya estaba terminando y no me explico cómo he caído hacia atrás desde el primer escalón de arriba, volando hacia atrás cual 'Superwoman' , rebotando la cabeza contra la pared e hincando el culo en el suelo para quedar en estado de 'shock'. Como nunca me ha golpeado la cabeza y mucho menos de esa manera (los muros de esta vieja casa victoriana han temblado), he llamado a gritos a mi compañera, que salía maleta en mano camino de Alemania, asegurándole que necesitaba ir a Urgencias. Con los minutos he cambiado de idea y he sustituido el viaje por una bolsa de hielo y un reposo prolongado clavada en la moqueta. Han pasado varias horas y el chichón de la cabeza aún palpita, el coxis sigue inflamado y mi cuello, debido a la tensión, rígido como una estaca.
El resultado es que en lugar de estar tomando un 'cocktail' como había acordado, estoy a dos metros sobre el suelo, temerosa de las alturas y enganchada a la tele como máxima diversión del día. El haber elegido ayer para mi primera clase de 'spinning' en meses, no ha venido si no ha empeorar la situación y estoy temiendo el levantarme mañana para ir a trabajar.
Nunca he sido una persona de caprichos, pero a estas alturas si me preguntan que me regalaría a mi misma, lo tengo claro: un vale canjeable por una única y definitiva mudanza más.

18 ene 2014

Sin batas blancas para todos

Mi amiga María, alias 'La Húngara', aunque ella cantar cante bien poco, se ríe cada vez que le digo que la próxima vez que deje Bristol será para no volver. O hacerlo, si acaso, de vacaciones. Razones para dudar no le faltan, pero yo lo pienso en serio. Otra cosa es que España esté tardando un poco más de lo que nos decían en salir del agujero. Que de eso, ya lo sabemos, no tiene la culpa nadie. 
Pero ella no acaba de entenderlo, e incluso Marbella se le antoja un paraíso donde todo es posible y al que quiere mudarse y buscar un trabajo una vez ahorre lo suficiente (pese a que no hable una palabra de español). Pero bueno, luego que no diga que no la avisé.
El caso es que aquí estoy de nuevo, con la misma incertidumbre que siempre y empezando a pensar que quizás eso de la inestabilidad sea ya mi sino. Ayer, mientras estaba embobada viendo dar vueltas a mi ropa, en una de esas secadoras industriales situadas en uno de esos cuartos que aparecen en toda película americana que se precie, presencié un diálogo muy representativo.
Dos chicas españolas, cesta en mano, entraron a la lavandería y tras echar sus monedas se sentaron a mi lado.
“-Entonces, ¿cuánto te van a pagar en el nuevo trabajo?
-Pues tía, lo de siempre, el mínimo.
-¿Y hablando inglés como lo hablas y con el doctorado, por qué no sigues buscando?-
-Lo hago, pero mientras tendré que comer..
-¿Y qué pasó con la plaza que te ofrecían en Valencia?
-Pues más de lo mismo, que al final no hay dinero, y menos para investigaciones."

Me quedé pensando. La noche anterior, el informativo había explicado que España es el destino Europeo preferido por los jubilados extranjeros y el quinto a nivel mundial. Un pais que recibe miembros de la tercera edad a mansalva y que exporta en igual cantidad a sus jóvenes . La diferencia es que los primeros desembarcan para tomar el sol, relajarse y disfrutar de la buena vida con la garantía de un tratamiento muy barato para sus achaques y los segundos lo hacen para ganarse el pan y ahora siendo amenazados con la retirada de la Seguridad Social.

Pues más de uno tenía que caer enfermo de malaria, no?.