23 nov 2011

Entre tú y yo

No comprendo cómo he tardado tanto en darme cuenta. Las señales estaban ahí, eran claras, inequívocas...y yo erre que erre. Pero supongo que más vale tarde que nunca. El de 'ahí arriba' lleva 30 años indicándome el camino a seguir en la vida, señalándome que he venido a este mundo no para soportar arduas jornadas laborales, más propias de la plebe que de mi clase. Haciéndome ver que yo, soy diferente. Lo ví muy claro hace un par de semanas y tras meditarlo en paz y armonía, he llegado a una conclusión final. Fue en ese momento en el que, tras ser despedida de mi empleo sin contrato y sustituida por un becario, encuentro otro. Era en un medio de comunicación, tampoco me ofrecían contrato ni horario alguno, pero aún así yo, desconocedora aún de mi designio divino, estaba pensando aceptarlo. Entonces Él, que todo lo vigila y sabe, lanzó a modo desesperado su señal más cruenta hasta ahora.  Se tradujo en que lo de cobrar, imposible no era, pero "ya sabes que la cosa está muy mal y tengo que informarte que se empieza a pagar a los diez meses".
Como pasar una advertencia así. He desafiado Su camino empeñándome en esforzarme, aceptando trabajos que no me valoraban, sin llegar a fin ni a mediados de mes si no fuera por mis pacientes padres y soportando que tu informe de trabajo laboral de la Seguridad Social tenga menos líneas que un cuento del 'Micho'. No importaba el lugar....¿que agotaba Andalucía? pues una se va a Inglaterra a servir platos y se dice día tras día que mejorar el inglés no le viene mal, ¿que tampoco allí puede sobrevivir? pues se baja a Madrid a probar suerte de la mano de un empleo de media jornada...¿que vuelve a estar en la calle? pues......
En ese punto me hallaba cuando recibí la señal del más grande y comprendí que no, el mercado laboral no está contra mí, ni lo de los 10 meses era ya la gota que colmaba el vaso de mi trayectoria profesional surrealista....no. Esa era Su manera de que me diese cuenta.
Mi camino era otro. Lo de ganar un sueldo decente y aspirar a un contrato es para otros. Mi destino indica que yo debo buscar un jeque árabe, que por eso nací en Marbella, y hacer que rodee mi delicado cuerpo de joyas y petrodólares y dedicarme a hacer una vida contemplativa y florero de la mano de mi Mohammed.
Una vez comprendido cúal es Tú plan, sólo me queda decirte que has perdido 30 años en vano, que te agradezco los esfuerzos, pero que por más pruebas que me pongas mi futuro es otro.