11 abr 2011

'Donuts' empapados en alcohol

Hace días escuché en el informativo, que las campañas de prevención del alcoholismo en las escuelas iban a rebajarse a los 10 años. Llevo dándole vueltas desde entonces y viendo el panorama, creo que debo estar agradecida por tener un organismo tan intolerante con todo lo que suponga deterioro físico (excluyo de ello mi adicción a los dulces…). Quizás por esto me sea tan difícil de entender. Con diez años lo único que yo atacaba de dos en dos eran los ‘colacaos’ y los ‘donuts’ mientras que parece que los niños de hoy día se decantan más por un ‘Sex on the beach’. La sensación de emborracharse nunca me ha resultado agradable. He llegado a caerme en plena Nochevieja al suelo por la simple ingesta de un chupito (en mi vergonzosa defensa diré que era de color azul..) y el mareo, las naúseas y el mal cuerpo general que se te queda tras una noche ‘alcohólica’ no me parecen algo a lo que ‘engancharse’. No es que pretenda yo hacer bandera de la vida puritana y sin excesos pero sin duda, algo está fallando cuándo críos de cuarto de primaria buscan a escondidas realizar su primer ‘botellón’, en lugar de ir corriendo al kiosco a por una bolsa de ‘chuches’. Las etapas de la vida están para vivirlas a su ritmo, saborearlas y experimentarlas, pero cada cosa, hasta las borracheras, tienen su edad. Parece una de esas frases con la que tanto te han bombardeado tus padres y a la que hacías poco caso, si bien todo tiene un límite. Y los diez años son para ver ‘los pitufos’ y merendar pan con chocolate.Y eso, no debería cambiar nunca.

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