23 oct 2012

La vida es lo que pasa entre medias

Lo que nos hace tan diferentes a unos de otros seguirá siendo un misterio para mí. Es como la enigmática sonrisa de la obra maestra de Da Vinci, existen tantas opiniones sobre su portadora, como maneras de interpretar el cuadro. Pero qué aburrido si el mundo fuese plano!. Mi estancia en este país va tomando forma y aunque la sombra de la búsqueda de empleo urgente hace pasar por alto muchas experiencias, lo cierto es que intentarlo merece la pena. Bristol alberga en este momento la friolera de  16.000 españoles. Somos una plaga. Venimos cargados de licenciaturas, idiomas, másters o ilusiones y mientras unos consiguen su objetivo y otros se ven obligados a regresar, no deja de ser curioso escuchar la historia de cada uno. Están los informáticos, que a poco que dominen el inglés consiguen trabajo, los de enfermería que tampoco lo tienen difícil en exceso...y luego estamos los del resto de ramas o profesiones.
 Los ingleses por su parte no entienden la política de España, ni por qué tenemos un presidente cabezón que niega lo innegable. Un entrevistador del 'job center' me dijo hace poco "oh, are you spanish? (con esta cara no se de dónde creía que venía..), there is a big disaster in your country, no?". Me hubiera gustado decirle que se equivocaba, pero la BBC abre informativos con las grietas del hambre en España y representantes de la Cruz Roja afirman sentirse desbordados; hubiera sido en vano.
Pero entre medias de todo esto pasa la vida y prefiero quedarme con eso. El otoño en Bristol es tan colorido como impresionante y las tonalidades de las hojas varían, desde el blanco más absoluto (nunca he visto nada igual) hasta el rojo más intenso. Las actividades se multiplican, la camaradería crece y los consejos de unos y de otros arropan las esperanzas.
Ellos, los británicos, siguen haciéndome tanta gracia como siempre. Con ese peculiar sentido de la estética, de la educación y de la limpieza hogareña consiguen, sin embargo, que les coja cariño. Si de todo esto hay unos vencedores son las academias de idiomas: los españoles las están haciendo de oro.
Mientras esperamos una oportunidad se organizan barbacoas, campeonatos de tortillas de patatas, excursiones, intercambios de idiomas y hasta manifestaciones en protesta por los malditos recortes. La gente está lejos, pero no por ello deja de comprometerse. Lo que ocurre duele mucho y se nota.
Quizás en breve se produzca la primera colonización de universitarios de la historia. Que estén atentos los informativos, no vamos armados pero somos muchos y hacemos ruido.


14 oct 2012

Yes, we can

Pocas veces me enfrento a eso que llaman 'pánico al folio en blanco'. Pero esta es una de esas ocasiones. Lo piensas, le das vueltas, pero no hay manera : la Musa te ha abandonado. Incapaz como estoy de narrar alguna de las anécdotas que, de momento, me ha traído esta nueva incursión inglesa, le daremos un hueco a las imágenes tomadas a pie de calle. Y que la imaginación vuele. Es duro, cuesta y a veces dan ganas no de tirar la toalla, si no de lanzarla de un octavo piso y después pisotearla a mansalva. Pero no podrán con nosotros, si hay algo que podemos seguir haciendo es seguir intentándolo. Yes, we can.


25 sept 2012

Corre, Forrest, Corre...que Kafka ha resucitado!

He esperado un par de días para narrar estos hechos. De lo contrario, este post hubiera sido una línea tras otra de pura bilis. Pero como tras la tormenta viene la calma, que no la transigencia, es hora ya de contarlo.
Me tengo dicho que cuanto menos visite las administraciones públicas y similares, mejor. Sin embargo a veces hay causas de fuerza mayor y te ves de nuevo en ese círculo inútil y desesperante que conforman la mayoría de ellas. Con la maleta ya cerrada y a punto de surcar los mares, me dirigí, ilusa de mi, a por aquello que denominan la tarjeta sanitaria europea. Previa cita y días de espera la funcionaría me increpa que debo pedir previamente un certificado al INEM  que me permita salir del país. Le digo que no la entiendo. "Es que como cobras el paro, necesitas su autorización". Le aclaro que está en un error, que ni cobro, ni he cobrado del Estado en años. Se encoge de hombros "pues eso es lo que pone aquí". Sin más contemplaciones me manda al SEPE donde la siguiente funcionaría ( ésta sí amable, comprensiva y sin explicarse cómo me ha ocurrido esto), me dice que debo pedir otra cita para aclararlo y que debo saber que si en efecto, ni trabajo ni percibo prestación alguna, tampoco me va a servir de nada porque la sanidad tanto en España como en Europa, ya no me pertenece. Paso de los 26 años, no trabajo y no cobro de nadie. Debe ser eso que llaman NI-NI.
Vuelvo a casa y llamo a la Seguridad Social. Lo mejor estaba por llegar. El responsable del área me dice que, efectivamente, consta que llevo enriqueciéndome a costa del SEPE desde hace casi tres años. Me río y le digo "vaya, pues soy la única española que ha conseguido cobrar del Estado más de dos años seguidos, como dicta la Ley". "Pues sí" es su respuesta.
Metida ya en el laberinto y codo con codo con Kafka (me guiña un ojo y me agradece tan buen argumento) le añado : "A ver, si en esos tres años me han dado de alta en alguna empresa como así ha sido, debería habérseme interrumpido esa prestación virtual, no?". Asiente y añade que comprende que debe ser un error, pero que eso es lo que hay, que él no puede hacer nada.
Si en ese momento lo tengo delante y hago lo que me vino a la mente cualquier jurado me hubiese exonerado por enajenación mental transitoria. Me cargo de paciencia y le insisto : Ni siquiera estoy inscrita en la oficina del Inem (perdí la fe en su utilidad hace mucho). Ese dato tampoco le hace parpadear. Tras veinte minutos cuelgo en las mismas. Bueno, en las mismas no. Con otra cita para un día antes de mi vuelo, sin Seguridad Social y rezando porque las heladas del norte de Europa no me hagan resbalar y tener que ponerme un brazo en cabestrillo. Si eso ocurre os haré llegar un número de cuenta para que me echéis una mano a pagar la factura.

5 sept 2012

AVE César, los que van a pagar te saludan

Este mes voy a recorrer nada menos que dos destinos nacionales y uno internacional. Así las cosas y dado que mi cerdito- hucha sigue 'tieso' hay que mirar el céntimo, amén de mi propósito de no proporcionarle al Estado la alegría de ingresar ni un euro más a mi costa. Los pequeños empresarios, esos que apenas logran mantenerse abiertos, han asumido en su gran mayoría la subida del IVA. Ese insultante 21% que no repercutirán en los clientes con el objetivo de no perderlos. Me preguntaba, inocentemente si AVE, haría lo mismo. El trayecto que me ocupa, ha pasado de 86 a 89 euros y si quieres una oferta siempre te queda tomar el de las seis de la mañana. Hago cuentas....noche de hostal en Málaga....no, no me compensa. A pagar los 89. Está claro que es sólo un ejemplo, pero no el único con el que me he topado. Mi habitual merienda de Mercadona, Café Latte (y aquí evitaré el 'product placement'), ha pasado de 1 euro a 1,25. Me he dado cuenta porque son muchos días yendo a por él, pero habrá centenares de productos que han sufrido tan destacado incremento. Hasta los enigmáticos 'chinos' han metido el lápiz. El cargador de móvil que la semana pasada me costaba 6 euros y que no compré con la esperanza de encontrar el mío en breve, me ha costado hoy 7,50. Si así vamos a levantar el país no lo entiendo, que contentemos a Merkel puede ser, pero que la pobreza y el paro no se extiendan es algo imposible. Esta misma semana hasta tres diarios andaluces han presentado EREs salvajes y el periodismo muere por momento. Tiro para lo mío, pero cierto es que el resto de los sectores le andan a la zaga. Señor Rajoy, espero no verlo por aquí a mi vuelta y que ocurra un milagro y usted y todo su séquito (extensible a la oposición y toda la clase política en según que casos), bajen a los infiernos, es decir vivan para sus restos con los tan laureados 400 euros mensuales.

27 ago 2012

Mugidos a medianoche

Dormía plácidamente soñando con mi 'muffin' preferida, cuando me ha despertado un ruido. Desde el principio he intuído quién era. He subido medio sonámbula la escalera de la buhardilla y he abierto la puerta del cuartillo. Lo que antes era un leve ronroneo, ahora era un mugido abierto. Nos hemos mirado. Si hubiera tenido cuernos me hubiese embestido, pero afortunadamente las ruedas 'made in china' no duelen. Allí estaba ella, ojerosa y algo deteriorada. Mi maleta vacuna me estaba pidiendo explicaciones. "Deja de mugir" le dije. "Vas a despertar a los demás".
Lo primero que ha hecho ha sido preguntarme por mi suerte. Para su alivio, le he confirmado que lo del trabajo estable seguía siendo una utopía y que el verano tenía los días contados. Hemos charlado un rato. Le he hablado de los días de sol y playa, de los rostros famosos, de mis encuentros furtivos (en tiempo, entiéndase) con Bisbal. De la situación en España, de los recortes, de la subida del IVA.
Me escuchaba impaciente como si esperase el "ahora qué". Tras veinte minutos conseguí dejarla más tranquila. No ha vuelto a mugir hasta ahora. Me lo ha visto en la cara y sabe que pronto volverá a estar activa.

28 jul 2012

El chamán del automovilismo

He de admitir que cuando te dedicas a escribir, pues los ratos de ocio apetece variar. Eso y que, la verdad, he ido acumulando un ennegrecimiento a costa de ver informativos que iba a salirme de todo menos algo gracioso, pues tengo el blog abandonado. Algo más calmada y mentalizándome ya de que Japón se me va a quedar corto a la hora de buscar trabajo después del verano, pues vamos a ello. Con mi vuelta a la actualidad informativa, aunque esta vez de color más bien rosa, he puesto en marcha de nuevo mi 'forfi', ese que va acumulando taras y rasguños y que me lleva dignamente a los sitios más 'cool' del litoral marbellí sin un ápice de complejo. Acostumbrado a eso está, lleva con resignación competir con Ferraris, BMWs, Porsches y toda esa alta alcurnia que en materia automovilística se estila tanto por estos lares. El pobre está además tuerto, mientras sus competidores lucen una vista arreglada en la Corporación Dermoestética de la Fórmula 1. Pero él no se me queja, tiene mi espíritu y esas vanidades le resbalan. Pero ayer al ir a cogerlo, me esperaba con su tuerto entrecejo fruncido. Y tenía razones. Su carrocería apenas es visible cuando acaba cada día y queda inundado por cientos de panfletos, descuentos, promociones, promesas de chamanes, brujos africanos y toda suerte de impresos que hayan tenido a bien colocarle. Desde aquí mi 'forfi' y yo hacemos un llamamiento:  publicistas, comerciales, reparte folletos, absténganse por favor. No, no vamos a ir a más conciertos de los estrictamente necesarios por motivos laborales, no vamos a invertir nuestros escuetísimos ahorros en líneas de tarot y si quiero comida india o china iremos donde nos gusta porque nos gusta estar encasillados. Hemos dicho.