30 abr 2014

A los que se lo merecen

Hay aventuras que se extienden más de lo que nunca pensaste. Ayer abrí como cada día, la página web de Diario Sur. Uno de los titulares, pese a predecible, volvía a dejarme catatónica. Málaga llega ya a un triste 38% de desempleo. La sangría no cesa y los casos de sinvergüenzas sin escrúpulos que se aprovechan de esta situación, tampoco. Hoy tengo razones para estar muy cabreada y se me ocurre que le voy a dar la espalda a mi verano marbellí. Se me antoja que tras haber vivido dos años en este pais difícil y oscuro, sin embargo he aprendido a amar una libertad,tolerancia y diversidad que está a años luz de la que, por desgracia, tenemos hoy en España.
Hoy más que nunca comprendo a los que hacen un llamamiento a perder los papeles,a los que fruto de la rabia abogan por prenderle fuego a todo, a los que no entienden que se premie a la banca, que se deje en la calle a familias, que mi provincia, bella como pocas, esté cada vez más cerca de ser un comedor social gigante.

Aunque muchos lo nieguen. Esos muchos a los que se les llena la boca de “presuntos”, “honorabilidad”, “transparencia” y que nunca han sabido lo que es no llegar a fin de mes. Para todos vosotros y ahora que domino el inglés, cosa que ninguno de estos inútiles hace,van estas palabras: fuck you. Si no os llegan las neuronas, podéis usar el 'google translator'.

8 abr 2014

Aeropuertos, vuelos low-cost y el glamour perdido

Hubo una época en la que volar era cosa de ricos. O de ocasiones muy especiales. Pero los precios actuales nos han dejado un panorama bien distinto. El toque de glamour de antaño está cubierto hoy de muchedumbres, maletas sobrecargadas, aroma a pechuga de pavo y niños 'berreantes'. Sobre todo si viajas en 'low-cost'. Y yo de eso entiendo mucho. Tras una semana escasa en Marbella y por enésima vez, ayer me dirigí de nuevo al aeropuerto de Málaga para tomar mi ya clásico 'Ryanair' destino Bristol. Pese a los cerca de treinta grados llevaba las botas altas, forradas de pelo para más inri, porque mi equipaje de mano no daba para más y porque además sabía que me harían falta nada más pisar suelo inglés. Me vestí como pude...una mezcla entre la manga corta para no morir de asfixia hasta que despegase mi vuelo, la chaqueta colgando del brazo y calcetines extrafinos con la esperanza de aliviar el problema del calzado. Es lo que tiene viajar entre dos puntos con temperaturas tan distintas, que una no acierta nunca.
Una vez en el aeropuerto, dos horas y media antes gracias a la poca frecuencia de tránsito con la que nos sigue agraciando Portillo, me fui en busca de algo bien frío. Decidí que me merecía un granizado ya que llevaba un rato esquivando gente y maletas como si aquello fuera un mercadillo en hora punta. Era un lunes cualquiera sí, pero podría haber sido 15 de agosto. Oleadas de extranjeros achicharrados vagaban por la terminal y ocupaban hasta la última mesa y banco disponible. Lo del granizado no fue fácil. En primer lugar me dirigí a Häagen-Dazs y pese a que lo dudé debido a mi sed, decidí que no iba a regalarle a la firma siete euros por un puñado de hielo con colorantes. Mi segunda opción fue Burguer King. Cuando llegué, con las botas ya incrustadas en la piel, comprobé que la gente opinaba lo mismo que yo respecto a los precios aeroportuarios. Una cola inmensa rodeaba el establecimiento y grupos de alemanes desertaban ya desesperados sin su ansiada hamburguesa triple. Gracias a estas estampidas, en media hora tenía mi granizado en la mano. Una vez refrescada, esperé la puerta de embarque y subí al avión. Iba, como de costumbre, lleno hasta los topes. Y eso a mi me causa mucha intranquilidad. Para colmo había visto bajar a los anteriores ocupantes. Apenas el último puso el pie en tierra, nos hicieron subir. No tendrá nada que ver, pero a mi me da por humanizar al avión y pensar que el pobre 'bichejo' no ha tenido tiempo ni de enfriarse, que no debe ser bueno volar así, y que a mi pobre amigo deberían dejarlo descansar por el bien y la seguridad de todos. Se que son pensamientos irracionales, pero el miedo no entiende de lógicas.
Mientras la gente buscaba su asiento se produjo otro de los clásicos del low-cost. Poca gente factura ya equipaje y menos aún acepta la educada oferta de la compañía de bajar "libre de coste" su equipaje de mano a la bodega. El resultado es obvio: todos nos empeñamos en colocar nuestra maleta bien cerca nuestra, sea como sea. Y no hay espacio para todos. Es entonces cuando las azafatas, viendo que el pasaje no avanza, empiezan a insistir con aquello de que se coloquen donde haya hueco, de que en caso de no haberlo pueden poner su maleta bajo el asiento.
Ayer tuve la suerte de entrar de las primeras. Quince minutos después empecé a pensar que el avión no tenía fondo y que en realidad los que entraban por delante salían por detrás y así sucesivamente. Pero no, resultó que todos cupimos, enlataditos como sardinas y yo temiendo que mi pobre amigo no tuviera fuerza suficiente.
Otra de las gracias habituales es que a tu lado te toque alguien más corpulento que tú. Ese alguien que se cree con derecho a no dejarte hueco en el reposa brazos y cuyas anchuras de espaldas interceptan la tuya.
Una vez en el aire, empieza lo que viene siendo la banda sonora protagonista. El crujir de papel de plata y bolsas previo a un aroma de sandwiches, chocolates y galletas que lo inunda todo. ¿Donde quedaron aquellos insípidos pero monísimos catering?.
Por fin se acercaba el aterrizaje. Había rachas de viento y el avión ondeó durante minutos estando ya muy cerca del suelo. Todo el pasaje contuvo la respiración. Mi corpulento compañero exhaló un "Jesús". Una chica empezó a vomitar. Yo a esas alturas ya llevaba los ojos cerrados y me repetía que todo iba a salir bien. Tras la tensión, pisar tierra fue más agradecido que nunca.
Salimos a pista. Hacía frío, me puse la chaqueta y ya no me sobraban las botas. Welcome again.






4 mar 2014

El gran timo de los idiomas y el señor Michael

En estos años no han sido pocas las veces que me he topado con un inglés que aseguraba estar aprendiendo español viendo telenovelas. Una información sorprendente, pero que me ha venido bien conocer después para entender por qué en el trabajo a veces me jalean al ritmo de "ándale, ándale", por poner un ejemplo.
El caso es que ayer, esta confusión con lo latino dio otra vuelta de tuerca aún más clarificadora.
La situación comenzó cuando el novio de mi compañera de piso, inglés de pura cepa pero con alma ya medio andaluza,se ofreció a llevarnos en coche al supermercado más barato de Bristol, una oportunidad imposible de desaprovechar.
Nada más subir en el coche veo un paquete de 'cds' de un lumbreras llamado 'Michael' y que dice ser el gran gurú para aprender español rápido y fácil. Lo que sería un 'Vaughan' exportado vamos. En uno de los discos asegura que conseguirás fluidez en cualquier situación en sólo cinco horas. Me río y le pregunto al chico que si de verdad está aprendiendo algo con este sistema. "Actually is quite good"- me dice el inocente- "do you want to listen it?".
Nada más empezar a oír el disco el gran Michael explicaba como "haser la reservación en un hotel para mi para esta noche", frase que repetía una chica sudamericana sin el menor complejo. Volví a mirar la carátula. "Spanish". En ningún lado se avisaba de que aquello era más bien latino, en caso de que alguno de los que editaba este sistema lo supiera, que lo dudo.
La lección siguió adelante mientras le explicaba a mi amigo que "reservación" no existía como tal, que era "reserva" y que "haser" quizás le valiese con los sevillanos, pero que para el resto de España debía utilizar "hacer".   Mientras, Michael seguía dándole a la lengua intentando ahora que hiciéramos la "conformación de la habitasión". Yo a esas alturas estaba ya alucinada. ¿Conformación? ¿Habitasión?. Volví a mirar la carátula, en la parte trasera la actriz Enma Thompson aseguraba que aprender español con este sistema había sido "una de las mejores experiencias de mi vida".
 Madre mía, la de cosas que entiendo ahora, seguro que Ana Botella aprendió inglés de la mano del primo del gran Michael.....
Al llegar al supermercado le dije al chico que más le valía tirar aquello al cauce del río Avon e irse a aprender español real in situ, a no ser que quisiera acabar de galán de telenovela y apodándose Carlos Alfredo Jesús.
Me pregunto cuántas veces nos habrán timado a los españoles de la misma manera, teniendo en cuenta nuestro dominio de idiomas, han debido de ser muchísimas.

4 feb 2014

Malditas escaleras

Hoy he decido no moverme de casa. Ni un ápice o ni una milla como dicen aquí. Y es que hay días en los que es mejor no levantarse, eso lo sabemos todos; lo que no sabemos es cual será y así nos va. Tras quince días de ocupa en un salón prolongando mi estilo de vida de rebelde adolescente, hoy me he mudado a mi nuevo cuarto. Nada más levantarme he sentido mal cuerpo, pero aquello de la responsabilidad no me deja estar quieta y aunque algo me decía "no te mudes hoy, aunque la distancia sea de dos metros", pues yo me he puesto a ello. En pijama y con desgana total he vuelto a marear maletas, cajas, enseres y ropa hacia el nuevo habitáculo de dos plantas que sitúa mi cama a unos dos metros sobre el suelo. Cuando ya estaba terminando y no me explico cómo he caído hacia atrás desde el primer escalón de arriba, volando hacia atrás cual 'Superwoman' , rebotando la cabeza contra la pared e hincando el culo en el suelo para quedar en estado de 'shock'. Como nunca me ha golpeado la cabeza y mucho menos de esa manera (los muros de esta vieja casa victoriana han temblado), he llamado a gritos a mi compañera, que salía maleta en mano camino de Alemania, asegurándole que necesitaba ir a Urgencias. Con los minutos he cambiado de idea y he sustituido el viaje por una bolsa de hielo y un reposo prolongado clavada en la moqueta. Han pasado varias horas y el chichón de la cabeza aún palpita, el coxis sigue inflamado y mi cuello, debido a la tensión, rígido como una estaca.
El resultado es que en lugar de estar tomando un 'cocktail' como había acordado, estoy a dos metros sobre el suelo, temerosa de las alturas y enganchada a la tele como máxima diversión del día. El haber elegido ayer para mi primera clase de 'spinning' en meses, no ha venido si no ha empeorar la situación y estoy temiendo el levantarme mañana para ir a trabajar.
Nunca he sido una persona de caprichos, pero a estas alturas si me preguntan que me regalaría a mi misma, lo tengo claro: un vale canjeable por una única y definitiva mudanza más.

18 ene 2014

Sin batas blancas para todos

Mi amiga María, alias 'La Húngara', aunque ella cantar cante bien poco, se ríe cada vez que le digo que la próxima vez que deje Bristol será para no volver. O hacerlo, si acaso, de vacaciones. Razones para dudar no le faltan, pero yo lo pienso en serio. Otra cosa es que España esté tardando un poco más de lo que nos decían en salir del agujero. Que de eso, ya lo sabemos, no tiene la culpa nadie. 
Pero ella no acaba de entenderlo, e incluso Marbella se le antoja un paraíso donde todo es posible y al que quiere mudarse y buscar un trabajo una vez ahorre lo suficiente (pese a que no hable una palabra de español). Pero bueno, luego que no diga que no la avisé.
El caso es que aquí estoy de nuevo, con la misma incertidumbre que siempre y empezando a pensar que quizás eso de la inestabilidad sea ya mi sino. Ayer, mientras estaba embobada viendo dar vueltas a mi ropa, en una de esas secadoras industriales situadas en uno de esos cuartos que aparecen en toda película americana que se precie, presencié un diálogo muy representativo.
Dos chicas españolas, cesta en mano, entraron a la lavandería y tras echar sus monedas se sentaron a mi lado.
“-Entonces, ¿cuánto te van a pagar en el nuevo trabajo?
-Pues tía, lo de siempre, el mínimo.
-¿Y hablando inglés como lo hablas y con el doctorado, por qué no sigues buscando?-
-Lo hago, pero mientras tendré que comer..
-¿Y qué pasó con la plaza que te ofrecían en Valencia?
-Pues más de lo mismo, que al final no hay dinero, y menos para investigaciones."

Me quedé pensando. La noche anterior, el informativo había explicado que España es el destino Europeo preferido por los jubilados extranjeros y el quinto a nivel mundial. Un pais que recibe miembros de la tercera edad a mansalva y que exporta en igual cantidad a sus jóvenes . La diferencia es que los primeros desembarcan para tomar el sol, relajarse y disfrutar de la buena vida con la garantía de un tratamiento muy barato para sus achaques y los segundos lo hacen para ganarse el pan y ahora siendo amenazados con la retirada de la Seguridad Social.

Pues más de uno tenía que caer enfermo de malaria, no?.

19 dic 2013

Jamón de York en el Portal de Belén

Siempre he sido de un inocente preocupante. Tiendo a creerme de buena fe lo que me cuentan y me cuesta horrores convencerme de que alguien sea mala persona, por reiteradas pruebas que me dé de ello. Esta tendencia mía es extensible a mi visión del mundo. Una vez más y con mi 'maletilla' a cuestas me he plantado de vacaciones en esta ciudad donde no hay pobres, nadie pasa hambre, no hacen falta centros ni comedores sociales y los rusos reparten lingotes de oro en los semáforos. Espera...¿o eso era lo que decían los medios?. Ya es que me confundo. Y eso que soy periodista.
El caso es que es poner un pie fuera del avión y me vuelvo a dar cuenta de mis castillos en el aire. Me levanto y pongo la tele. En Bristol nunca he tenido y la verdad, la de disgustos que te ahorras. Más imputaciones, estafas, juicios, desahucios, deudas, recortes en la libertad de expresión que enorgullecerían a Franco....un poco de todo y nada bueno. Bueno, estoy faltando a la verdad, dimisiones estoy aún por ver la primera.
El ya famoso anuncio de 'Campofrío' y su intención de viralidad quiere hacernos olvidar por unos días lo 'fastidiaos' que estamos. Que no es que tenga yo afición por sufrir, ni deje de reconocer que han conseguido emocionar. Pero que no nos timen. El 'spot' ha encontrado tantos halagos dentro de nuestras fronteras como recriminaciones fuera de ella. La inmensa mayoría de los emigrados (y me baso en grupos mayores a las 6.000 personas presentes en internet) han expresado su indignación por aquello de que "uno puede irse, pero no hacerse". Acabáramos. Si de lo que se trata es de no tener que irse. O al menos, no hacerlo obligados. Que pretender que se nos llene la boca de orgullo patrio mientras tú país te ha mandado a fregar platos a 5 libras la hora, es mucho pedir.
Pero mientras se lucha pues habrá que aprovechar, aunque sea con jamón de york, las cenas de Navidad, los reencuentros con los amigos y las risas al calor de una copa. Y por qué no?, pedirle a los Reyes que llene las cárceles de siglas políticas. Ya os lo advertí, soy una inocente.

25 oct 2013

Los brotes verdes del Gobierno y las setas alucinógenas

Estoy por ir haciendo la maleta. Tanto oír a nuestros ministros decir a boca llena eso de que la crisis ha terminado, que casi te lo crees. Ya me veía con mi contrato, unas justas condiciones laborales, una nómina a fin de mes y casi, casi hasta con tiempo suficiente para cotizar y llegar a recibir una pensión.
Pero entonces me sonó la alarma del móvil; esa que tiene un toque más moderno que el despertador pero que fastidia exactamente lo mismo. Y aterricé directamente en vuelo 'low-cost' desde 'Felicilandia'.
A mi, como al resto de los españoles que no pertenecemos a la elitista clase política, me tocaba ponerme en marcha y tratar de encarar el día lo mejor posible. Ese mismo día una amiga me comentaba su frustración: profesora de secundaria, examinadora del Instituto Cervantes y con amplia experiencia, había sugerido en  el colegio donde trabaja a destajo de lo que aquí llaman 'kitchen porter', la posibilidad de dar clases de apoyo de manera gratuita. La respuesta, muy educada eso sí, fue que si quería aprender cómo se da una clase, podía sentarse junto a los alumnos en su tiempo libre. Sobran los comentarios.
Pero su caso es un grano del granero. Mientras en España el Gobierno se da golpecitos de espalda, posa más sonriente que nunca en la foto (insultantemente en el caso del Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro) y se pavonea del descenso de cifras como la de la dichosa Prima de Riesgo, el resto de los ciudadanos seguimos enfrentándonos a la verdad.
Y esa verdad, fuera del territorio nacional, es que la cifra de gente de todas las edades que ponen un pie fuera de casa en busca de un futuro está lejos de disminuir. Y lo peor es que lo hacen conformándose con muy poco. La falta de opciones es lo que tiene. En casi la totalidad de los casos e independientemente de tus estudios y del nivel de idiomas que tengas, tus posibilidades de acabar siendo camarero, trabajador de fábrica u hotel, limpiador o chico para todo en una cadena de 'fast food' son del 95%. El otro 5% consigue el deseado sueño americano en versión europea: tener un trabajo acorde con su cualificación y valía.
Pero ellos siguen encontrando argumentos para felicitarse. Si cuando reconocían la crisis, los ciudadanos salían de España por su carácter "inquieto", ahora que se ha volatilizado lo achacarán a tendencias suicidas me imagino.
Lo más complicado vendrá pronto. La enorme mayoría de los que estamos fuera volveremos en un plazo medio. Nadie te dice que quiera quedarse en Inglaterra como es el caso y no creo que la cosa varíe mucho en otros destinos; porque nos encanta nuestro país, porque pese a todo, no creemos que haya ninguno igual y porque cada día lejos es un castigo soportable sólo a corto plazo. Y a la vuelta, esas decenas de miles de personas se encontrarán con unos cuantos años más, desvinculados del difícil mundo laboral nacional y con una experiencia que se reducirá a los trabajos menos cualificados.  Pero a ellos qué les importa. Saben que ocurra lo que ocurra, van a seguir con los estómagos bien llenos.