19 dic 2013

Jamón de York en el Portal de Belén

Siempre he sido de un inocente preocupante. Tiendo a creerme de buena fe lo que me cuentan y me cuesta horrores convencerme de que alguien sea mala persona, por reiteradas pruebas que me dé de ello. Esta tendencia mía es extensible a mi visión del mundo. Una vez más y con mi 'maletilla' a cuestas me he plantado de vacaciones en esta ciudad donde no hay pobres, nadie pasa hambre, no hacen falta centros ni comedores sociales y los rusos reparten lingotes de oro en los semáforos. Espera...¿o eso era lo que decían los medios?. Ya es que me confundo. Y eso que soy periodista.
El caso es que es poner un pie fuera del avión y me vuelvo a dar cuenta de mis castillos en el aire. Me levanto y pongo la tele. En Bristol nunca he tenido y la verdad, la de disgustos que te ahorras. Más imputaciones, estafas, juicios, desahucios, deudas, recortes en la libertad de expresión que enorgullecerían a Franco....un poco de todo y nada bueno. Bueno, estoy faltando a la verdad, dimisiones estoy aún por ver la primera.
El ya famoso anuncio de 'Campofrío' y su intención de viralidad quiere hacernos olvidar por unos días lo 'fastidiaos' que estamos. Que no es que tenga yo afición por sufrir, ni deje de reconocer que han conseguido emocionar. Pero que no nos timen. El 'spot' ha encontrado tantos halagos dentro de nuestras fronteras como recriminaciones fuera de ella. La inmensa mayoría de los emigrados (y me baso en grupos mayores a las 6.000 personas presentes en internet) han expresado su indignación por aquello de que "uno puede irse, pero no hacerse". Acabáramos. Si de lo que se trata es de no tener que irse. O al menos, no hacerlo obligados. Que pretender que se nos llene la boca de orgullo patrio mientras tú país te ha mandado a fregar platos a 5 libras la hora, es mucho pedir.
Pero mientras se lucha pues habrá que aprovechar, aunque sea con jamón de york, las cenas de Navidad, los reencuentros con los amigos y las risas al calor de una copa. Y por qué no?, pedirle a los Reyes que llene las cárceles de siglas políticas. Ya os lo advertí, soy una inocente.

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