9 ene 2012

Los peligros del Telediario

De nuevo a la rutina. Que en mi caso no existe. No se que haré, el día que me levante sabiendo en qué voy a ocupar las horas. Tras haberme acoplado la mar de bien a mi enésima nueva vivienda y con la suerte de despertarme cada mañana con la mejor de las compañías, empiezo el año con la mochila cargada de proyectos. Y mientras estos van llegando, sigo observando mi alrededor con la misma perplejidad que un crío de un año. Lo de ver el informativo es algo que tengo que ir dejando, sobre todo de cara al descanso nocturno. Aprovecho para lanzar una recomendación a las cadenas televisivas, con el fin de evitar mayores índices de ataques cardiacos y depresiones. Que no está el horno para bollos. Al igual que las cajetillas de tabacos rezan en su frontal aquello de "fumar mata lenta y dolorosamente", la sintonía de los telediarios debería ir acompañada de un aviso que alertase de los terribles efectos secundarios de visionarlo. Me explico. Pongamos hoy mismo, enésimo día en el paro, incontables frases de autoestima, te obligas a comenzar un curso on line, lees un libro en inglés por aquello de no perder el idioma, sudas la gota gorda aprovechando el gimnasio gratuito para quemar frustraciones y tratas de no perder la esperanza pese a que el teléfono nunca suena. Aún así la serotonina del deporte y otras cosas te hacen mantener la sonrisa.
Pero entonces llega esa hora tonta de esperar a la cena y pones la tele. La primera imagen te hace recordar aquella frase que dice "si al sonreir se afea el gesto de una persona, es que ésta es mala".  Primer plano del ilustrísimo Camps. He de reconocer que independientemente de su corrupta gestión, su careto me puede. Tres millones de euros en promocionar el aeropuerto sin aviones de Castellón. Y luego se pasan el día hablando de cuatro trajes. Que hasta el nombre de la empresa de tan elegantes ropajes era cutre, 'Forever Young'; sin comentarios...
Pasamos al plano medio, cara tapada con sendas carpetas rojas, de un juez que ha sido multado con 5.000 euros por humillar, insultar y vejar a mujeres y homosexuales y retrasar casos de inmigrantes coaccionando para ello a sus subordinados. El buen señor, garante absoluto de la justicia, seguirá ejerciendo, aunque ni uno sólo de sus compañeros haya lanzado una palabra a su favor.
Y así durante 45 minutos de informativo....lo dicho, por favor, cadenas de España, alerten sobre el brutal contenido de sus informativos, que la Seguridad Social no está en sus mejores momentos y no vamos a hacerle la faena enviándole más corazones en shock o nervios destrozados.

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